martes, 1 de mayo de 2018



Robert Frost

La osa





La osa

Abraza la osa el árbol de alta copa,
Lo dobla como al cuerpo de un amante,
Y sus frutos son labios para besos de adiós.
Después lo suelta, cruje cuando se alza hacia el cielo.
Da luego un tranco y tiembla una piedra en el muro
(Sola, a campo traviesa, hace el viaje de otoño).
Cuando cruza alambrados se estremecen los postes
Y enganchado en las púas queda un mechón de pelo.
Tal es la travesía, en libertad, de la osa.
El mundo le permite sentirse libre a una osa;
Estrecho nos parece, a ti, a mí, el universo.
El hombre actúa más bien como un oso enjaulado,
Todo el día luchando con su rabia nerviosa,
Lo que afirma la mente, el corazón lo niega.
Avanza y retrocede, da vueltas, no descansa
El crujir de pisadas, el arrastrar de pies,
El telescopio en una punta del recorrido
Y en la otra punta el microscopio, dos
Instrumentos de casi idéntica esperanza,
Y que en conjunto dan una buena ampliación.
O si reposa de su circuito científico,
Sólo es para sentarse y doblar su cabeza
Noventa y tantos grados, pareciera, de arco
Entre dos polos metafísicos. Se repantiga, pues,
En su esencial trasero, con los ojos cerrados
(Si los tiene) y alzado hacia lo alto su hocico
(Así, casi parece religioso, y no lo es),
Se posa cada vez en una y otra nalga,
Acordando de un lado con un griego
Y en el otro acordando con algún otro griego,
Cosa que quizá sea pensar, pero es un modo de decir.
Una figura fofa, igualmente patética
Si es sedentaria o si es peripatética.

Robert Frost

[Versión de P. A.
Córdoba, 25-IV-12]

*

The bear


The bear puts both arms around the tree above her
And draws it down as if it were a lover
And its chokecherries lips to kiss good-by,
Then lets it snap back upright in the sky.
Her next step rocks a boulder on the wall
(She's making her cross-country in the fall).
Her great weight creaks the barbed wire in its staples
As she flings over and off down through the maples,
Leaving on one wire tooth a lock of hair.
Such is the uncaged progress of the bear.
The world has room to make a bear feel free;
The universe seems cramped to you and me.
Man acts more like the poor bear in a cage,
That all day fights a nervous inward rage,
His mood rejecting all his mind suggests.
He paces back and forth and never rests
The me-nail click and shuffle of his feet,
The telescope at one end of his beat,
And at the other end the microscope,
Two instruments of nearly equal hope,
And in conjunction giving quite a spread.
Or if he rests from scientific tread,
'Tis only to sit back and sway his head
Through ninety-odd degrees of arc, it seems,
Between two metaphysical extremes.
He sits back on his fundamental butt
With lifted snout and eyes (if any) shut
(He almost looks religious but he's not),
And back and forth he sways from cheek to cheek,
At one extreme agreeing with one Greek
At the other agreeing with another Greek
Which may be thought, but only so to speak.
A baggy figure, equally pathetic
When sedentary and when peripatetic.  


Robert Frost


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