lunes, 26 de agosto de 2013

William Butler Yeats
(1865-1939)

When you are old
(Segunda versión)




When you are old


When you are old and grey and full of sleep,
And nodding by the fire, take down this book,
And slowly read, and dream of the soft look
Your eyes had once, and of their shadows deep;

How many loved your moments of glad grace,
And loved your beauty with love false or true;
But one man loved the pilgrim soul in you,
And loved the sorrows of your changing face;

And bending down beside the glowing bars
Murmur, a little sadly, how Love fled
And paced upon the mountains over head
And hid his face amid a crowd of stars.



William Butler Yeats
(The Rose, 1893)


*


Cuando vieja y canosa y soñolienta…


Cuando vieja y canosa y soñolienta
Dormites junto al fuego, abre este libro
Y lee lentamente, mientras sueñas
Con la clara mirada que tus ojos,
Hoy en sombras, tuvieron en un tiempo;

Cuántos amaron esa dulce gracia
De tus horas de dicha, y tu belleza
Con un amor fingido o verdadero;
Sólo uno ha amado tu alma peregrina
Y el dolor en tu cara que envejece;

Y al acercarte al bronce que relumbra,
Murmura, con un dejo de tristeza,
Cómo el Amor se fue, y pasó las cumbres
De las montañas y escondió su rostro
En medio de una multitud de estrellas.


William Butler Yeats
(The Rose, 1893)


[Versión de P. A. / Córdoba, 19-VIII-13]

viernes, 9 de agosto de 2013

William Butler Yeats
(1865-1939)

WHEN YOU ARE OLD


David Woodlock (1842-1929)
"Portrait of an old woman before the fire"


Cuando vieja y canosa y soñolienta…


Cuando vieja y canosa y soñolienta
Dormites junto al fuego, y este libro
Tomes, y leas lentamente, y sueñes
Con la clara mirada que tus ojos,
Hoy en sombras, tuvieron en un tiempo;

Cuántos amaron esa alegre gracia
De tus horas de dicha, y tu belleza
Con un amor fingido o verdadero;
Sólo uno ha amado tu alma peregrina
Y el dolor en tu cara que envejece;

Y al inclinarte hacia el llameante bronce,
Te dirás, con un dejo de tristeza,
Cómo el Amor se fue, y pasó las cumbres
De las montañas y escondió su rostro
En medio de una multitud de estrellas.


William Butler Yeats
(The Rose, 1893)


*


When you are old


When you are old and grey and full of sleep,
And nodding by the fire, take down this book,
And slowly read, and dream of the soft look
Your eyes had once, and of their shadows deep;

How many loved your moments of glad grace,
And loved your beauty with love false or true;
But one man loved the pilgrim soul in you,
And loved the sorrows of your changing face;

And bending down beside the glowing bars
Murmur, a little sadly, how Love fled
And paced upon the mountains overhead
And hid his face amid a crowd of stars.


William Butler Yeats
(The Rose, 1893)


[Versión de P. A.
Córdoba, 03-VIII-13]

miércoles, 7 de agosto de 2013

Tres viejos poemas
para mi hija Mariana
hoy, en su cumpleaños



  
Estampa de Mariana al despertar


Aquí llega Mariana, la pequeña,
medio trastabillante,
con el pelo revuelto
y su trapo del sueño en una mano;

asoman bajo el camisón
piernitas finas y grandes pantuflas
con cara de oso:
me ha dado un beso y sigue

por el pasillo oscuro, restregándose
los ojos con el dorso de la mano,
hacia el sol que deslumbra en la cocina
a tomar su tazón del desayuno

cantando la canción de Manuelita.


*


Invierno

a Francisco, Irene, Mariana

Y los hijos se alejan
hacia la escuela, bajo el mediodía
de invierno. Nos quedamos
en una esquina con la más pequeña,
mientras los otros dos se van por la avenida:
cada tanto se vuelven y saludan.

Los miramos callados, con un poco
de frío. Luego, regresamos
dando un rodeo por la orilla del arroyo,
mientras juntamos las ramitas secas
y la corteza de los eucaliptos

(chisporrotea arriba,
entre el oleaje opaco de las hojas y el cielo,
verde y oro, un delirio
de loros alarmados):

así, cuando esta tarde lleguen
de la escuela los chicos
con la mochila a cuestas
frotándose las manos ateridas
y abran la puerta dándose empujones,
encontrarán, como una bienvenida,
las llamas rojas en el hueco negro,
el olor y el crujido de la leña,
un poco de calor y un resplandor
que a lo mejor les dure, ya olvidados,
para toda la vida.


*


La taza azul

a Mariana

A esta tacita de café
del mediodía y de la medianoche
algún otro poeta de más genio
debería escribirle su elogio merecido.

A mí el aliento
apenas si me alcanza
para decir el sorbo de alegría
que le agrega a mi vida diariamente.

Un poco de café
con su hebra vaga de humo,
y el alma sin sosiego se hace amiga
del tiempo, de las horas sin sentido.

(Si además el pocillo
llega en las manos de una niña,
ya se parece a la felicidad).


P. A.

[Poemas de los libros
El trabajo de las horas (1994-2004),
Ediciones del Copista, Colección “Fénix”, Córdoba, 2006,
y Estudios de la luz (2005-2007),
Editorial Pre-textos, Colección “Cruz del Sur”, Valencia, 2010]